La segunda edición de La Iberoamericana de Toro tendrá una comisaria invitada, Kristine Guzmán, que hará su propia propuesta en el espacio de la Casa de la Cultura de Toro. Una muestra llamada "Tras las huellas de Humboldt", enmarcada dentro del programa MUSAC OFF del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, que acoge obras de las artistas Ana Frechilla, Natividad Bermejo, Bleda y Rosa, Lúa Coderch, Ruth Gómez, María Lara, Gilda Mantilla, Lola Marazuela y Paco Mesa y Laura Salguero.
Una selección inspirada en la vida y obra, pero sobre todo los viajes científicos de Alexander Von Humboldt, un hombre adelantado a su tiempo, que aportó una nueva visión de la naturaleza desde las humanidades, la geobotánica, la zoología, la etnografía, entre otras. Comenzando por la idea misma del viaje, de exploración, de imaginar otras tierras u otras formas de vida, las nueve artistas en esta muestra observan, apuntan, clasifican y representan el mundo que ven o imaginan.
En 1834, el científico, explorador y naturalista Alexander Von Humboldt exponía en una carta a Karl August Varnhagen von Ense: “Tengo la disparatada idea de plasmar en una sola obra todo el universo material, todo lo que hoy en día sabemos de los fenómenos de los espacios celestes y de la vida terrestre, desde las nebulosas estelares hasta la geografía de los musgos en las rocas de granito, con un estilo vivo que causará deleite y cautivará la sensibilidad.”
Nacido en el seno de una familia de la pequeña nobleza prusiana en la época de la Ilustración, su vocación de explorador científico le llevó a conseguir un salvoconducto de Carlos IV para viajar libremente por las colonias españolas de Sudamérica. En sus cinco años de expedición por este continente (1799-1804) junto con el botánico francés Aimé Bonpland, llegó a recolectar una ingente cantidad de información que incluía muestras naturales, anotaciones científicas, cálculos y mediciones, correspondencias y dibujos que plasmó en varios libros. Viajes como el suyo, en una época de descubrimientos geográficos y avances en la ciencia, crearon una nueva forma de ver la naturaleza regida por un sentido de orden basado en el método científico.
La reputación y prestigio de Humboldt provocaron la proliferación de las excursiones científicas entre escritores, diplomáticos o artistas. Él mismo cursaba invitaciones para que siguieran su camino, alumbrando un género de paisaje al que los pintores del Viejo Continente no se habían enfrentado nunca: la representación de la virginal naturaleza americana. Su obra más ilustrada, el Atlas Pintoresco, Vistas de las Cordilleras y Monumentos de los Pueblos Indígenas de América (1810) va más allá de la investigación botánica para captar la Naturaleza, la historia y la cultura —un testimonio de la verdad científica del paisaje americano— y cambió la percepción que Europa tenía del Nuevo Continente. Esta estética humboldtiana recibió el nombre “naturalismo creativo” por el historiador brasileño Pablo Diener, en referencia al procedimiento recomendado por Humboldt: un pensamiento visual producto del hermanamiento de las artes y las ciencias en el que convergen la observación directa, la percepción y la sensibilidad del artista. Y esta concepción del paisaje pictórico influiría en la noción de lo pintoresco como categoría estética.
Comenzando por la idea misma del viaje, de exploración, de imaginar otras tierras u otras formas de vida, las artistas en esta muestra observan, apuntan, clasifican y representan el mundo que ven o imaginan. Un mundo con su topografía particular, sus paisajes, su flora y fauna, representados más allá de los cuadernos de viaje que realizaba Humboldt. Un naturalismo creativo plasmado en pintura, escultura, fotografía, dibujo o vídeo de ocho artistas de la Colección MUSAC OFF, para recordarnos ese anhelo por lo desconocido; una época de descubrimiento en la que la razón y el sentimiento, las ciencias y las letras se fusionaban.
La exposición nos sumerge así, en el concepto del viaje como fin artístico y documental en la obra de Lola Marazuela y Paco Mesa; en la formación de la idea de paisaje en un lugar concreto por Carme Nogueira; en el afán por registrar lugares, patente en el trabajo de Bleda y Rosa; en el registro y catalogación de la naturaleza en las obras de Gilda Mantilla y Laura Salguero; en las representaciones científicas ampliadas o abstractas de Natividad Bermejo o María Lara; o en la transmisión de la propia experiencia del paisaje, en el vídeo- carta de Lúa Coderch. Todas estas ideas se engloban en el pensamiento de Humboldt – un “ciudadano universal” en palabras del académico Jaime Labastida– que concilió dos mundos: Europa y América.
El legado de Humboldt es enorme, y su aproximación interdisciplinar traspasa las artes, la literatura y la ciencia. Combinó la verdad científica con la búsqueda de la naturaleza interior del ser humano: "todo cuanto tiende a reproducir la verdad de la naturaleza da nueva vida al lenguaje” y nos enseñó que "a la naturaleza hay que sentirla; quien sólo ve y abstrae puede pasar una vida en medio de la vorágine tropical, analizando plantas y animales y creyendo describir la naturaleza, que sin embargo le será eternamente ajena”. Gracias a él, los paisajistas se convierten en auténticos creadores de conocimiento, que aquí se presentan desde lo sensible a lo analítico, desde lo micro a lo macro, y entre lo real y lo imaginario.